27 de octubre de 2008

Reflexión sobre la religión católica - Parte Primera


Cuando Benedicto XVI fue elegido papa surgió en la sociedad un viejo cliché: Ratzinger; el Gran Inquisidor, el Panzerkardinal, el Rotweiler de Dios. Dicen que tras esta etiqueta puede haber algo de precipitación.NO ESTOY DE ACUERDO. Ratzinger, según se dice, antes de ser papa, era en realidad un hombre sencillo, un buen hijo del pueblo bávaro, quien se crió entre campesinos y de quienes aprendió su sencillez y su campechanía. Pero he aquí que tuvo que ocupar lo que un obispo ha calificado como "el lugar más duro de la Iglesia": la Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio - también llamado INQUISICIÓN-

No obstante, creo firmemente que dicho puesto lo ocupa con plenitud y conciencia estrictas, sin sentir el peso de sus palabras. Me explico: escuchamos las palabras de Su Santidad, al menos en mi caso, con inquietud y admiración a la vez. Admiración por su capacidad camaleónica de adaptarse al medio en que realiza la elocución. Un ejemplo claro lo encontramos en su reciente visita a Francia, el país LAICO por antonomasia. Allí, resulta de sus palabras que el laicismo y la Iglesia no tienen porqué estar reñidos y pueden convivir con respeto mutuo. Inquietud, pues resulta sublime comprobar lo aleccionados que tiene a ciertos obispos, como ocurre en ESPAÑA con Rouco Varela, para quien el laicismo "extremista" alimenta el fascismo y el marxismo detonantes de la aparición tanto de Stalin como de Hitler en la Historia.

LAICISMO y RELATIVISMO, para la Iglesia Católica Apostólica y Romana van de la mano. Dos conceptos antagónicos. Dos conceptos que, y aquí obra el milagro, la Iglesia Católica consigue fundir en uno solo cuando de cumplir sus preceptos se trata

SALUD

"Augusto Pérez"

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