Sus ilustraciones son totalmente reconocibles con unos personajes muy característicos en los que se pueden apreciar unas figuras que se podrían calificar de liquidas que parecen flotar y con unos trazos finos y curvos que transmiten mucha cercanía y amabilidad.
Su último trabajo ha sido para The New Yorker, portada en la que se puede apreciar una gran librería con una mujer en un diván leyendo comodamente, evocando el ofline en las lecturas que realizan las mujeres.
Muy recomendable pararse a mirar y leer sus historietas e ilustraciones a través de su web.
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